Cap. 3
Las Grietas de la memoria
Realmente no puedo negar que me fascino su casa al instante, era tan hermoso todo en ella, como el.
Me miraba de una forma indescriptible, cautivaba hasta mi lado más oscuro, el más peligroso. Sus ojos… sus ojos me fascinaron desde su primera mirada, esos ojos parecían poseerme completamente.
Me tomo de la mano y me sujeto en sus brazos, me beso, un beso tal vez de amor verdadero, un beso traicionero, un beso engañoso. Pero ignore todo aquello.
Cada vez nos sumergíamos más en un rio de pasiones. Pasiones, pasiones, pasiones.
Peligrosas pasiones… Sus brazos sujetaban de mi como si nunca el quisiese separarse de ese momento, unos brazos seductores atravesaban cada lugar de mi cuerpo, recorrían caminos irrecurribles, me poseyó totalmente hasta un estaxis de placer, lujuria y traición.
Esa noche la pase junto a el, en sus finas sabanas de seda, una noche que no olvidaría fácilmente, para ello se necesitaba agrietar una memoria.
Una frágil memoria.
Desperté a la mañana siguiente en un laboratorio, era frio, con mucha iluminación, parecía una caja de cristal, todo era de vidrio.
Había muchas maquinas y personas realizándome estudios, pero lo mas notable de aquel momento era que ni siquiera podía recordar quien era, donde me encontraba o porque estaba allí. Mire a todos, no conocía a nadie. Sencillamente estaba aterrada de estar hay, dure 1 día mas allí, todos preguntaban cosas en un idioma que desconocía, me mostraban fotos para revisar si no recordaba nada, todo era tan extraño, tenia miedo.
De pronto entro a la habitación un extraño joven, sentí muchas cosas al verlo, sentía como si lo conociera de todo una vida, pero a la vez me aterro. Era Vince pero en ese momento no lo reconocí, me hablo, le entendía pero no completamente. El rompió mi frágil estabilidad, sentía mucho miedo pero no podía describir por que, era algo muy extraño una, sensación engañosa.
Me saco de allí y me llevo a un lugar que no conocía, me explico que me había golpeado y perdí la memoria, que esas personas eran doctores que trataban de ayudarme. Pero siempre sentí esa sensación extraña.
Sospeche que había algo en el que no me convencía del todo, pero lo ignore el fue el único que me saco de allí, de ese lugar aterrador.
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